Fuente: youtube.com (Agencia EFE)
El 22 de noviembre de 1963, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, moría de un disparo mientras saludaba desde un descapotable en Dallas. A su lado, una hermosa dama vestida de rosa, su esposa Jacqueline Kennedy.
Jackie Kennedy decidió que su vida y la de sus hijos estaba en peligro, por lo que debían abandonar Estados Unidos. Ante esta situación, apareció Aristóteles Onassis, un poderoso magnate griego de bastante mayor edad que ella y que tenía un romance con la diva Maria Callas. Era la oportunidad para ella de conseguir el dinero y protección que necesitaba. Por otro lado, él conseguiría el status social que deseaba.
Con este pretexto, se celebró una boda de conveniencia en la paradisíaca isla de Skorpios (Grecia), a la que asistieron pocos y cercanos invitados. Un matrimonio envuelto de polémica, que no dejó indiferente a nadie y que resultó años de infelicidad para los dos.
Jacqueline se aficionó a una vida de caprichos y gustos extravagantes que su marido tenía que sostener a base de cheques. Además no pasaban mucho tiempo juntos y ella nunca tuvo buena relación con los hijos de su marido. Al cabo de unos años, la relación terminó de quebrarse y Onassis decidió tramitar su divorcio mientras trataba de reconquistar a su antiguo amor, María Callas. Murió Onassis el 15 de Marzo de 1975. Jacqueline Kennedy recibió entonces una millonaria herencia con la que se puso punto y final a aquella relación que tanto dio que hablar.
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